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Gorkha, pueblo de valientes soldados

Gorkha, Nepal

Gorkha un pueblo con historia

Gorkha se encuentra a unos 150 km al noroeste de Kathmandu y debe su nombre al guerrero hindú del siglo VIII, Guru Gorkhanath, cuyos seguidores fundaron la dinastía de Gorkha y a su vez fundadora del reino de Nepal.

Un poco de historia

Los gurjas tienen su origen en una población del Rajasthan en el norte de la India, que emigraron a Nepal en el siglo XVI.

Gorkha, Nepal
Camino a Gorkha, pequeño templo

Según la leyenda, durante el siglo VIII, el príncipe Bappa Rawal, fundador de la dinastía Mesar, durante una partida de caza descubrió al santón guerrero Guru Gorkhanath en profunda meditación. El príncipe al verlo en trance decidió protegerlo. Cuando este volvió en sí, conmovido por la devoción del príncipe le regaló un kukri (daga típica) diciendo que sus hombres serían conocidos por su bravura con el nombre de gurjas.

En 1559 algunos gurjas descendientes de Bappa Rawal y conducidos por su jefe Dravya Shah emigraron y se establecieron a unos 80 km al noroeste de Kathmandu. En 1769 bajo el mando del maharajá Prithvi Narayan Shah se apoderaron de la mayor parte de la actual Nepal y se instalaron en Kathmandu y establecieron el hinduismo como religión oficial. En 1788 y 1791 invadieron el Tibet.

Gorkha, Nepal
Templito junto a la carretera camino a Gorkha

Fueron derrotados en 1814-1816 en la guerra Anglo-Gurkha cuando chocaron con los intereses de la Compañía Británica de la Indias Orientales. Los británicos quedaron sorprendidos por la valentía de sus soldados, los cuales fueron posteriormente reclutados como mercenarios organizados en regimientos en la misma Compañía Británica de las Indias Orientales.

Aquella mañana Herminia y Vicen se marchaban para el Parque Nacional de Chitwan, mientras nosotros nos íbamos a llevar a los niños todo lo que habíamos comprado.

Narayan vino recogernos al hotel, nos dirigimos donde estaba el jeep que había alquilado para llevar toda la mercancía. Su sobrino y empleado, Sailendra Bhatta nos acompañaría los días que estaríamos en Gorkha, además nos hospedaríamos en su casa.

Gorkha, Nepal
Narayan cargando el jeep

Cerca de la agencia de viajes de Narayan estaban esperándonos el conductor y Sailendra. Comenzamos a ir colocando todas las cajas, bolsas y nuestro equipaje. Desde luego que lo que habíamos recaudado había dado para mucho. Pero estábamos orgullosos y contentos.

Nos pusimos en marcha, la carretera es la que lleva a Pokhara la cual ya conocía de un viaje anterior, sabía lo que me esperaba. Esta carretera tiene un tráfico horroroso, es la única que te lleva a Pokhara y Gorkha. Camiones, autobuses, coches circulan en ambas direcciones con pocas posibilidades de poder adelantar ya que es una estrecha carretera llena de curvas, las averías de los camiones sobrecargados está a la orden del día, algún que otro accidente hace de este recorrido una verdadera tortura.

La parte positiva de ir en coche es que vas deteniéndote donde quieres y realmente es perfecto para ver la dura vida que lleva su población. Restaurantes a pié de carretera donde las madres cuidan de sus hijos pequeños sentadas en el suelo, donde se lavan las cabezas delante del negocio y cocinan en fuegos hechos de arcilla o barro.

Gorkha, Nepal
Preparando el Jeep para ir a Gorkha

Nuestro joven conductor tenía un pequeño problema y es que iba escupiendo todo el tiempo por la ventanilla acompañándole de su correspondiente y desagradable sonido.

Creo que llevábamos unas dos horas en el coche cuando hicimos una pequeña para tomar el desayuno. Todos comieron algo menos yo, solo tomé te, el conductor me había levantado el estómago y no quise comer nada.

Mientras ellos comían yo me dedicaba a hacer fotos a la gente y a un pequeño templo que había justo al lado del restaurante.

Continuamos nuestro trayecto, pasábamos por poblaciones que estaban celebrando que su partido había ganado las elecciones (las elecciones generales nos cogió en Kathmandu al día siguiente de nuestra llegada). La gente circulaba en coches y motos con banderas y sus caras pintadas.

Volvimos a hacer otra parada para almorzar y yo me conformé con otro te.

Gorkha, Nepal
Sailendra y el conductor

Al final cogimos el desvío hacia Gorkha. Nuestro conductor nos dijo que  llegaríamos a la ciudad porque tenía que poner gasolina. Lo que más nos gustó es que tuvimos que esperar en la ciudad una hora y media porque la gasolinera no tenía combustible, estaban esperando a que llegase el camión cisterna. Eso era lo que nos faltaba. Sé que Mayank le dijo algo al conductor, este reconoció que fue un error de él no haber llenado el depósito.

Se nos hizo de noche, y toda la carretera que llevaba al pueblo de Devisthan (Masel), estaba en obras, si no eran los baches era el polvo, pero los últimos kilómetros fueron mortales. En cierto modo me alegré que Herminia no viniese, creo que su espalda no lo hubiese resistido.

Al final llegamos, nos estaban esperando la madre de Sailendra que estaba preocupada por lo tarde que habíamos llegado.

Lo primero que pude ver fue en la precariedad que estaba viviendo, realmente se me partía el alma. El terremoto le había destrozado su casa, habían construido de forma rápida unas paredes con un tejado donde poder dormir y la nueva casa la estaban construyendo poco a poco.

Gorkha, Nepal
MI dormitorio en casa de Sailendra

Nos llevó a la cocina y nos puso de comer arroz, verduras y no me acuerdo que más, pero tengo que decir que cocinaba muy bien y lo mejor que utilizaba el picante con mucha moderación.

El problemilla vino cuando tuve que ir al baño. Sailendra me indica que baje una pendiente y una caseta que hay al final, ese era el váter. Mayank me dijo que esperara, que el iría antes a ver como estaba el camino como la caseta. Cuando regresó me dijo que me acompañaría para que no me cayese y segundo que por favor no alumbrase mucho el interior de la caseta. Si él me decía aquello no me podía imaginar que me iba a encontrar dentro. En cierto modo entre con un poco de miedo. También me aconsejó que intentase respirar lo menos posible.

El váter era un agujero en el suelo y en las paredes había unas cuantas telas de araña decorando.

Creo que la habitación donde nos tocó dormir era la habitación de la madre de Sailendra, nos la ofreció.

No quiero decir como estaba aquello, pero tenía claro que iba a dormir con la ropa y que las chaquetas que llevábamos nos servirían de mantas.

Gorkha, Nepal
Paisaje desde Gorkha

Mayank y yo nos quedamos fuera de la casa comentando todo y nos dio por reír, comencé a decir tonterías de los nervios que tenía con solo saber dónde íbamos a dormir. En aquel momento le dije que nunca había fumado marihuana pero que esa noche me hubiese hecho falta un poco, que todo el chocolate que te ofrecen por las calles de barrio Thamel teníamos que haber comprado algo para sobrepasar ese momento. Hacía mucho tiempo que no había reído de esa forma, pero ante ciertas situaciones la de sandeces que se pueden llegar a decir. Al final nos tomamos una pastilla para dormir porque si no, no hubiésemos podido conciliar el sueño.

A pesar de haber tomado una pastilla para dormir, en mitad de la noche algún animal entró en la casa saltando desde el techo (había una distancia considerable entre pared y tejado), podía ser un gato como una rata. No tuve valor de moverme y deseaba que llegase la mañana.

 

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