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El Valle de la Luna y Lamayuru

Lamayuru

Donde las ciudades italianas palidecen

El Valle de Sham es un maravilloso lugar cerca de Leh. Tienes que tomar la carretera que lleva a Srinagar en Cachemira. Los paisajes seguramente te cautivarán y los lugares a visitar forma parte de una tierra llena de misterios y leyendas.

Esa mañana después del desayuno dejamos el Hotel Nalanda, nos pusimos en marcha camino a Lamayuru, que está a unos 125 km de distancia y una altitud de 3510 m.

Nuestro conductor seguía siendo Dorjay, cosa que nos alegraba. Era una persona muy educada, buen conductor y sobre todo prudente.

Lamayuru
Templo Gurdwara Pathar Sahib

Con el clima estábamos teniendo bastante suerte, me lo esperaba mucho más frio, las temperaturas estaban siendo muy agradables, hasta llegué a sentir calor algunas veces. Cuando hacia viento la polvareda que se levantaba era impresionante.

Nuestra primera parada la hicimos en el templo de Gurdwara Pathar Sahib, a unos 22 km de Leh y a una altitud de 3600 m.

Este templo se construyó en el año 1517, para conmemorar la visita a la región de Ladakh de Guru Nanak Dev, el fundador gurú de la religión sij.

Guru Nanak es muy respetado por los budistas tibetanos que lo consideran un santo.

Lamayuru
Pelando verduras en el templo

A finales de la década de 1970, durante la construcción de la carretera Leh-Nimu, unos lamas encontraron una piedra grande en medio de la carretera cubierta con banderas de oración budistas. El conductor de la excavadora intentó empujar la gran piedra hacia un lado, pero no se movió. Lo intentó hasta llevar la máquina a sus límites, pero la roca no cedió. Esa noche el conductor tuvo un sueño en el que una voz le decía que no moviera la piedra.

A la mañana siguiente le narra el sueño a uno de los oficiales del ejército que vigilaba los pasos de montaña. El soldado le dice que no le dé importancia al sueño. Todos los esfuerzos para eliminar la roca fallan y se decide dinamitarla. Esa noche el oficial tiene el mismo sueño, pero decide ignorarlo. Esa mañana, siendo domingo, él y los trabajadores recibieron la visita de varios lamas y otros Ladhakhis que vinieron a contarles la historia de un santo que se llamaba Nanak Lama y la roca.

El templo está junto a la carretera. Para entrar en él tienes que descalzarte y cubrirte la cabeza, como también pasar por un lavapiés. Está totalmente prohibido hacer fotos en el interior del templo.

Lamayuru
En Magnetic Hill

Dentro está la piedra con la huella de Guru Nanak, pero en sí, el templo no tiene mucho que ver, es más la historia y a quién está dedicado, bueno y la montaña de dinero que estaban contando los que trabajan en el templo. Guru Nanak es el mismo fundador del Templo de Oro de Amritsar.

Nada más entrar al templo uno de los sij que había allí nos dijo que teníamos que ayudar en la cocina, teníamos que pelar verduras. Todos los templos sij tienen cocina y mucha gente lo hace voluntariamente. En Gurdwara Pathar Sahib al encontrarse en el lugar que está, eso es más difícil, así que casi todos los que pasan por allí tienen que ayudar.

Mayank y yo cuando terminamos de ver el templo nos fuimos a la parte exterior para seguir visitando en recinto y sobre todo cuando nadie se diese cuenta ponernos los zapatos e irnos.

Cuando estábamos con los zapatos en la mano e intentando escaparnos como colegiales nos pillaron. Tuvimos que entrar otra vez y estar tirados en el suelo unos veinte minutos pelando patatas y zanahorias.

Lamayuru
Los servicios en Magnetic Hill

Desde allí continuamos hacía la Magnetic Hill que está a unos 30 km de Leh y a una altitud de 4267 metros. Es una colina donde los vehículos desafían la fuerza de la gravedad. Nuestro conductor paró el motor del coche y comprobamos como se desplazaba sin tocar nada.

Junto al cartel donde se indica Magnetic Hill hay un restaurante y también donde puedes alquilar quads (motos). Lo que más me llamó la atención fueron los servicios, era una caseta con un techo de uralita en medio del desierto, por cierto no se me ocurrió entrar.

Posteriormente hicimos una pequeña parada en la confluencia de los ríos Zanskar e Indo. Muchas veces ante aquellos paisajes y caprichos de la naturaleza veía lo insignificante que podía yo llegar a ser. Me absorbía.

Lamayuru
Confluencia río Indo y río Zanskar

Tramos rectos y largos de carretera se perdían en el cielo y la dureza de sus montañas tanto a la derecha como a la izquierda te marcaba el camino.

Pasamos por el pueblo de Basgo al que dejamos atrás con su palacio en ruinas, pero que todavía parece ser dueño y señor de la villa. Verdaderamente los paisajes me estaban cautivando y poco a poco me estaba dando cuenta que aquellas tierras necesitaban más tiempo para disfrutarlas de verdad.

Otra parada fue en un lugar perdido en la nada, conocido como el Valle de la Luna, los colores de las piedras se tornaban del oscuro casi negro al beige, formaciones de arenisca formaba aquel paraje, como si un gigante las hubiese colocado para su propio capricho. Continuamos hacia Lamayuru.

Eso no quita que haya un tramo en obras o algún desprendimiento y tengas que esperar una hora como mínimo.

Lamayuru
Nuestro conductor Dorjay y Mayank

Hicimos un alto en el camino en un pueblo en el pueblo de Khalse y un señor nos preguntó si podíamos llevarlo, accedimos con gusto y lo primero que hice fue ofrecerle fruta de la que habíamos comprado. El señor cogió una manzana y dio las gracias.

Cuando habíamos llegado a un puesto de policía el señor me preguntó si llevaba una fotocopia del pasaporte. Le dije que tenía el original, que las fotocopias estaban en la maleta. Al final tuve que abrirla y darle una. Me quedé un poco perpleja. Me dijo que él se ocuparía. No me había dado cuenta que él era policía y que el presentaría la copia de mi pasaporte en el control. Viajo con un policía y no me doy cuenta.

Es la carretera que lleva a Cachemira y me imagino que habría más controles.

Lamayuru
El Valle de la Luna

Cuando nos íbamos aproximando a Lamayuru nos quedamos con la boca abierta, el monasterio en lo alto de una roca era espectacular. Grande, fuerte como un gigante se sostenía como acróbata en la cuerda.

Casas metidas en la roca, otras viejas a la falda de la colina con la sensación de estar en la época medieval, pensando que algún señor feudal aparecería a lomos de su caballo dando órdenes. Aquel lugar era increíble.

Llegamos a la hora del almuerzo y el monasterio estaba cerrado, así que nos fuimos a comer al restaurante Niranjana Hotel & Restaurant que estaba cerca de él. Comimos con bastante apetito, sobre todo yo. Pedimos Vegetable Noodles, Vegetable fried rice y Vegetable pring roll y dos cervezas por el módico precio de 840 rupias (10 euros), que conste que las cervezas costaron la mitad. Estuvo delicioso pero luego me pasaría factura.

Lamayuru
En el Valle de la luna

Terminado el almuerzo me senté fuera esperando que abriese el monasterio cuando un grupo de unos 10 a 12 moteros españoles pasaron junto a mí y entablamos conversación. Comentaron que el viaje en moto era fabuloso, habían alquilado las motos allí, pero que el único inconveniente que tenían era que la policía los paraba muy a menudo, pero de todas formas merecía la pena.

Monasterio de Lamayuru

De acuerdo con la tradición popular, fue originariamente el principal monasterio de Bon en Ladakh; su nombre significa sauwastika y es un símbolo popular en Bon para “eternidad”. Actualmente está afiliado a la escuela de budismo Drinkung Kagyu (linaje de la instrucción oral).

Lamayuru
Lamayuru

La historia de Drinkung afirma que el erudito indio Naropa (956-1041 d.C) supuestamente drenó un lago que había en el valle y fundó el monasterio de Lamayuru. El edificio más antiguo en Lamayuru es un templo llamado Sengge Lhakhang, en el extremo sur de la roca que se atribuye al monje constructor Rinchen Zangpo (958-1055 d.C). Rinchen Zangpo fue quién construyó 108 gompas (fortificaciones eclesiásticas de aprendizaje) en Ladakh, el valle de Spiti y regiones circundantes como Bhutan.

Este monasterio data del siglo XI y en el siglo XVI fue declarado lugar sagrado, donde incluso los criminales podían buscar refugio. Hoy en día se le conoce por la población de Ladakh como “Tharpa Ling” (lugar de libertad).

Es uno de los gompas más grandes de Ladakh, con una población alrededor de 150 monjes, sin embargo en el pasado llegó a albergar hasta 400 monjes, aunque realmente no notas su presencia.

Lamayuru
Pinturas en el monasterio de Lamayuru

El Sengge Lhakhang es todo lo que queda de cinco posibles Lhakhangs (salón de actos) de esa época. La imagen principal, como era común en el siglo XI, es la de Vairocana, el primer Buda Dhyani junto a una figura de Garuda. A cada lado están los otros cuatro Budas Dhyani, Amitabha, Amoghasiddhi, Akshobhya y Ratna Sambhava, con frescos de mandalas. Adjunto a esta cámara está el viejo Gonkhang. Las deidades iracundas aquí son Yamantaka, Hayagriva (Tamdrin, también llamada Bek-Tse en Ladakh) y Mahakala.

Alrededor del monasterio hay una gran cantidad de estupas, ruedas de oración y piedras grabadas.

Está permitido hacer fotos pero debido a la oscuridad que reina en sus salas es imposible hacerlas. Tuvimos que ayudarnos con linternas, además viene estupendamente para poder admirar las maravillosas pinturas.

Lamayuru
Comida en el Niranjana Hotel & Restaurant

Paseando por los patios del monasterio nos encontramos un señor que estaba con un cincel y martillo trabajando en una piedra. Estuvimos conversando con él, amable como él solo, era su trabajo y disfrutaba esculpiendo en la piedra la frase om mani padme hum. Me dijo que tardaba unos días en finalizar el trabajo.

La visita a Lamayuru fue algo asombroso, y es un lugar que todo viajero debería incluirlo en su ruta. Nicholas Roerich sucumbió ante tal belleza.

Pusimos rumbo a Alchi. Comencé a tener dolor de cabeza que cada vez iba a más.E

Lamayuru
Monasterio de Lamayuru

Llegamos al Hotel Samdupling. La relación calidad precio no se corresponde para nada. El precio de las habitaciones estaba a unos 50 euros. El edificio por fuera engaña mucho, las habitaciones tienen muebles viejos y cada uno de un estilo, los pasillos con sofás viejos y mesas que parecían que los habían comprado en un rastro. Ahora sí, el personal era magnifico y la comida muy buena. También éramos los dos únicos clientes que pernoctaban allí.

El dolor de cabeza fue aumentando de tal forma que no sabía qué hacer, ni las pastillas hicieron  efecto. Algo que comí en el restaurante de Lamayuru me sentó fatal produciéndome una jaqueca de muerte. Cuando lo eché todo  me quedé como nueva, pero ya había perdido lo poco que quedaba de tarde para explorar el pueblo.

Pero lo hicimos de noche y con linternas, paseamos un poco por sus calles y vimos que había otro hotel que parecía ser bastante mejor que el nuestro, se llamaba Zimskhang Holiday Home, por si alguien está interesado en visitar esa zona.

 

 

 

 

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