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Vat Phou, un hotel flotante

 

Vat Phou, un lujo en el río Mekong

Durante tres días y dos noches se recorre el río Mekong y sus 4000 islas en el Vat Phou, todas las comidas se hacen el el barco. Es sin duda una de las cosas más bonitas que se puede hacer en Laos.

Después de la cena mucha gente se retiró a sus cabinas y otros se fueron a la planta superior a tomar una copa, entre ellas yo, mi compañía de viaje se fue, cosa que me agradó bastante. pues no tenía ganas de hablar ni de discutir.

Vat Phou
Una de las 4000 islas del río Mekong

El guía del barco el Sr. Bounthanh era quien nos servía las copas. Después de un largo tiempo nos quedamos solos en el bar, lo que nos dio la oportunidad de conversar. Como siempre las preguntas que nos hicimos fue sobre costumbres y formas de vida. El llevaba unos 10 años trabajando en el Vat Phou, que pertenece a una compañía francesa. Prácticamente siempre estaba en el barco, solo descansaba un día a la semana y lo aprovechaba para visitar a sus padres.

Sin ninguna contaminación lumínica se veían miles de estrellas lo cual aquello era mágico y lo mejor es que los mosquitos habían abandonado su lucha por chuparnos la sangre.

El personal tenía habitaciones en la planta baja del barco pero dormían casi todos arriba en la cubierta, en las tumbonas y sofás pues decían que el aire acondicionado no les gustaba, así que me retiré a mi cabina para que ellos pudiesen descansar, pues ninguno subió a acostarse hasta que me fui.

Vat Phou
En la cubierta del barco Vat Phou

No dormí casa nada. No había amanecido cuando oí los primeros pasos de los trabajadores y ya estaba yo haciéndoles compañía, se extrañaban de que me hubiese levantado tan temprano, pero la verdad es que no quería perderme nada. Lo primero que vi es como casi todos los trabajadores varones hacían estiramientos antes de empezar su jornada laboral e seguidamente se iban a tomar una ducha. Posteriormente todos se ponían mano a la obra para limpiar el barco, tenía que estar a punto para cuando el resto de lo clientes se levantasen, a partir de las siete de la mañana se ofrecían los desayunos en la cubierta.

Si la tarde anterior me quedé fascinada con el atardecer, no tengo palabras para describir el amanecer tan espectacular que estaba presenciando. Las barcas de los pescadores faenando o desplazándose de un lugar hacía otro buscando los mejores sitios de pesca, en la orilla del río y casi de noche la gente buscaba lombrices para cebo, de pronto el sol comienza a salir entre las pocas nubes que cubría el cielo y el río va adquiriendo un color gris plateado. Me quedé de pie viendo como la luz del día iba llegando y el fresco de la mañana me envolvía.

Comenzaron a llegar el resto de los pasajeros  y nos acomodamos en las mesas para desayunar. Nosotros siempre compartíamos mesa con las dos señoras de Suiza y los chicos franceses, los cinco siempre estábamos en muy buena armonía, la sexta persona que era la que me acompañaba en el viaje no participaba en conversación alguna y desgraciadamente casi siempre de mal humor.  Mientras tomábamos el desayuno el barco ya había comenzado lentamente a remontar el río.

Vat Phou
Niños cantando en la escuela

Hicimos parada en el poblado de Ban Deua Tia, el Sr. Bounthanh vino con nosotros haciendo de guía. Fuimos a la escuela donde los niños te reciben cantando canciones francesas con su uniformes o te hacen una pequeña danza típica de Laos y observas como un niño mira con cara de enamorado a la chiquilla que baila. Los que no van a la escuela salen a tu encuentro sin pantalones ni zapatos, pero no les falta un saludo ni una sonrisa, sus padres al igual que sus abuelos trabajan las tierras. Para nosotros es la extrema pobreza ver en las condiciones en que viven, sus ropas, el calzado él que posee uno, pero el brillo de sus ojos como su sonrisa los hacen ricos. Si quieren ofrecer algo de dinero por favor háganlo en la escuela, como también entregar libretas, lápices, etc. Mientras recorríamos el pueblo Bounthang nos iba explicando todos los tipos de los árboles frutales que nos íbamos encontrando, vegetación y costumbres. Te piden que les hagas fotos, lo cual les provocaba una risa enternecedora cuando se veían en la pantalla de la cámara.

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