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Paro y su hermoso valle

Paro

Paro, una pequeña encantadora ciudad

La ciudad de Paro se encuentra a unos 2.235 m de altitud sobre el nivel del mar y en su hermoso valle se puede visitar muchos monasterios y templos más antiguos de Bhutan. Entre ellos destaca Kyichu Lhakhang, Taktshang Goemba conocido como el Nido del Tigre, Paro Rinpung Dzong (Dzong = fortalezas monasterios).

 

Paro
Vistas del Valle de Paro

Con la misma emoción que aterricé en el aeropuerto, nos pusimos en camino hacía Paro.  Hicimos una parada en la ciudad para tomar el primer contacto con su población y recorrer su calle principal y alrededores. La construcción de sus casas se asimilaban mucho al edificio del aeropuerto y la mayoría de ellas son de dos plantas,  sus fachadas pintadas de blanco pero su ventanas y puertas están pintadas con motivos decorativos florales y animales. El gobierno controla, apoya y desea que tanto las tradiciones y costumbres perduren.

Si originales eran sus casas, la ropa que vestían no se quedaba atrás. El traje de los hombres se denomina Gho y consiste en una especie de hábito como el de los tibetanos pero mucho más corto y se lleva atado alrededor de la cintura por encima de la cual se deja un amplio pliegue que sirve de bolsillo. El de las mujeres se llama Kira y está compuesto por una falda que llega hasta los tobillos que se fija con un cinto, la parte superior son blusas de colores de manga larga y una chaqueta de diferentes tejidos denominada toego.

Estas vestimentas deben llevarse siempre que asistan a lugares públicos. Existe un código de vestuario llamado Driglam Namzha y esta historias sobre sus trajes se remonta al siglo XVII cuando el líder político, religioso y militar Shabdrung Ngawang Namgyal decidió implantarlo como distintivo nacional.

Paro
Kichu Hotel

Seguidamente decidieron llevarnos al hotel y comprobamos que estaba bastante retirado de la ciudad. Le pregunté al guía la distancia que había y nos contestó que unos 5 km. Mi segunda pregunta fue si había taxis por si en algún momento dado después de la cena nos apetecía tomar algo en Paro, con mucha amabilidad nos contestaron que si queríamos salir ellos nos llevaban. Intenté convencerles comentando que su jornada laboral había terminado y que a nosotros no nos importaba coger un taxi, entonces el guía nos contestó, “vosotros sois nuestra responsabilidad durante el viaje, nosotros os llevamos donde queráis”. Viendo que no daban su brazo a torcer les dije en broma “vaya, tenemos guardaespaldas”.

Llegamos al hotel “Kichu Resort”. Lo constituía casas de forma exagonal repartidas en medio de un hermoso jardín, tenía un pequeño lago, un puente, sala de masajes, sala de baños (con una especie de bañeras de madera que se calientan con piedras) son lo famosos baños de piedras calientes, restaurante y nada más. Las habitaciones no estaban nada mal, no es que tuviese una decoración espectacular, pero era agradable. Al final estábamos retirados en medio de un jardín.

Cenamos en el restaurante del hotel, no teníamos otra elección. El primer contacto con la comida de aquel pequeño y encantador país fue buena, como siempre en los países asiáticos bastante picante. Las sopas eran excelentes y como hacía ya bastante frío en el mes de noviembre nos entonaban bien el cuerpo.

Carmen y yo buscamos un lugar escondido para fumar después de la cena, desconocíamos cómo funcionaba el tema del tabaco allí, sabíamos que era país declarado no fumador y que estaba prohibido en la calle. Parecíamos dos niñas escondiéndose de sus padres porque estábamos rompiendo las normas.

Nos retiramos a descansar pronto, teníamos que madrugar bastante porque a la mañana siguiente visitaríamos el Nido del Tigre.

Nuestra primera impresión sobre este país fue tan encantadora como lo habíamos soñado.

 

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Casas en Paro

 

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