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Hacia el Valle de Ura

Valle de Ura

Rumbo al este de Bhutan

Sin lugar a dudas, además de las ganas que tenía de conocer el este de Bhutan, esta parte de este pequeño reino sigue manteniendo la autenticidad. Un poco alejado del intenso turismo que acoge Paro, Thimphu y Punakha, en esta zona todavía puedes tener increíbles vivencias con su gente. Su sonrisa no es fingida y la hospitalidad y amabilidad a veces te estremece.

Llovió toda la noche a raudales y amaneció nublado, parecía que iba a continuar lloviendo. Bumthang es un lugar donde el frío se deja sentir. Nos dirigimos a la ciudad y estuve haciendo algunas fotos. Era temprano, estaban barriendo las calles y los niños iban a la escuela con sus mochilas. Nos esperaba otro día largo de carretera y también en obras.

 

Valle de Ura
Bumthang

Mientras Dawa conducía, Dorji me contaba historias de su vida y familia. Los paisajes eran cada vez más bellos, las nubes hacían de decorado y todo ello salpicado por casas solitarias. Bhután es grandioso en lo referente a naturaleza, el 70% de su territorio son bosques.

Ante aquella maravilla, solo me preguntaba, cómo el hombre es capaz de destruir la naturaleza que lo único que nos ofrece es belleza. Hombres y mujeres sentados en la cuneta de la carretera cuidaban sus caballos, araban sus tierras, transportaban la leña, creo que el tiempo se había detenido en aquellos lugares y todo acompañado por banderas de oración.

Comenzamos el descenso hacía valle de Ura, el paisaje no tenía parangón, a cada paso que nos adentrábamos más al este, más bonito era. El pueblo de Ura está formado por unas 50 casas y todas ellas juntas, lo que es inusual en Bhutan y dominadas por el Dzong. Este valle se dedica a la exportación de patatas y fabricación de queso de vaca y jak.

Ahora teníamos que ascender, el trayecto se hacía duro, pero más duro era ver como niños pequeños estaban sentados en el borde del camino o jugando con el frío que hacía, mientras sus padres trabajaban duramente en la construcción de la carretera. Paramos a petición mía, hice unas fotos y me conmovía en las condiciones que esta gente trabajaba y vivían.

Valle de Ura
Thrumshing La

Continuamos hasta llegar al paso de Thrumshing La (3750 m), no se veía a más de 50 metros, las nubes se habían adueñado de aquel lugar, así que me quedé con las ganas de poder ver el Gangkhar Puensum (7541 m) que es la montaña sin escalar más alta del mundo. En este viaje la cordillera del Himalaya ha sido imposible verla. Ahora tocaba otro descenso y parada para tomar un té en el pueblo de Sangor que lo forma unas 20 casas.

Reanudamos la marcha y mientras íbamos descendiendo el calor se hacía sofocante. Llegamos al pueblo de Lingmethang, (pueblo que alcanza la temperatura más alta en Bhutan en verano). Karma, la hermana de Dorji nos invitaba a almorzar. Durante todo el trayecto había estado llamando a su hermano preocupada por lo que iba a cocinar, este le contestó que no había problema conmigo, lo único que le dijo es que no pusiera mucho picante a la comida.

Karma es una mujer de 46 años, casada y con dos niños. Durante su juventud trabajó duramente para ayudar a sus padres y sobre todo se ocupó en darles estudios a sus hermanos menores, entre ellos a Dorji. Se dedicaba a tejer seda, todavía sigue haciéndolo pero tiene problemas con la vista y lo que es mejor, ahora está estudiando ingles. Nos agasajó como a reyes: huevos con queso, brócoli, judías, pollo, pescado y arroz,  todo exquisito, realmente en este viaje he disfrutado de la cocina butanesa.

Valle de Ura
Karma y Dorji

Nos quedaba un buen trayecto hasta el pueblo de Khoma. Hicimos dos paradas para estirar las piernas pero a pesar de todo fue una verdadera paliza. Desde Bumthang hasta Khoma son unos 238 km y toda la carretera estaba en obras, una pesadilla.

Empezó a anochecer y no sabía cuando íbamos a llegar, continuamente le preguntaba a Dorji que cuanto tiempo nos quedaba, me contestó que 20 minutos, yo que no dejaba de mirar el reloj le comenté que cuantos veces 20 minutos. Le expliqué lo que significa en español “estar en coma”, le dije que no hacía falta ir al pueblo de Khoma porque yo ya estaba en estado de coma. Se rieron hasta que se le saltaron las lágrimas.

Esa noche dormíamos en una guesthouse, descubriría como es convivir con una familia butanesa y sus costumbres. Una experiencia inolvidable.

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