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Recorriendo Thimphu

Thimphu, Capital

Thimphu la capital del último reino del Himalaya

Regresábamos a Thimphu, unos 72 km desde Punakha. Nos quedaban muchas cosas importantes por visitar en la capital de este pequeño reino.

Antes del desayuno salí a dar un paseo por los del hotel, caminé cerca del río y verdaderamente las aguas eran cristalinas, hasta las piedras más pequeñas se podían ver.

Thimphu, Capital
Puente colgante

Nos pusimos en marcha camino al Khamsum Yuelley Mangyal Chorten, consagrado en 1999 y dedicado al quinto Rey. Este fue el único templo que no visité, había que una subida de una hora o más y estaba realmente cansada. En este país estas todo el tiempo bajando y subiendo, llámese escaleras, montañas, cerros etc. Carmen y Alberto se fueron con el guía, yo me quedé con el chofer y estuvimos recorriendo caminos, campos de arroz, nos situamos en un puente colgante del rio Mo Chhu (Rio Madre) para observar cómo cinco chicas chinas intentaban hacer rafting. Lo más divertido fue cuando nos fuimos a una pequeña tienda de unos 6 m2 que vendía de todo, nos sentamos dentro de la tienda y estuvimos viendo por televisión los campeonatos nacionales de tiro al arco.

Paramos para almorzar en el mismo restaurante en el paso de Dochu La. Ese día no pudimos ver la cordillera del Himalaya, pero no dejaba de ser hermoso el paisaje envuelto en nubes y niebla.

Thimphu, Capital
Dirigiendo el tráfico en Thimphu

Llegamos a Thimphu y nos fuimos directamente a visitar el Museo Nacional del Textil. Es un lugar magnifico para ver el arte tradicional de tejer que hoy en día se mantiene vivo, verás una gran colección de antiguos textiles y trajes típicos diseñados en vivos colores.

Esa noche volvíamos a cenar en el mismo restaurante que lo hicimos la primera vez que estuvimos en Thimpu. Le pedimos a Tchencho que viniese con su novia, teníamos ganas de conocerla y a Dawa le dijimos que trajese a su hija. El guía vino sin su pareja, cosa que ya lo intuíamos pero el chofer vino con su hija que era un cielo de niña de unos 15 años de edad. Hablaba bastante bien inglés, por lo menos se le entendía mejor. Empezamos a charlar y beber y Dawa nos pidió que nos cambiásemos a otra mesa, no sabíamos porqué de aquel cambio. Fue un momento inolvidable, sobre todo cuando Alberto dirigiéndose a Dawa le dijo que por sus vestiduras y cruces de piernas se parecía a Sharon Stone en la película en Instinto Básico, nos partíamos todos de la risa, pero Dawa se tomaba las bromas muy bien. Lo peor fue cuando la hija de Dawa me señaló una cucaracha que andaba por la pared y otra entre medio de nosotras dos, y eso que estábamos en uno de los mejores restaurantes de la capital. Fue una cena maravillosa y divertida a pesar de las cucarachas.

Thimphu, Capital
Todos juntos en el restaurante

Tanto para el chofer como para el guía nosotros fuimos sus primeros clientes españoles y comentaron que se lo habían pasado fabulosamente con nosotros. Le contesté que no todos somos iguales, que nosotros solo queríamos tener unas vacaciones tranquilas y no buscarle la coletilla y problemas a todo y si había algo solucionarlo de la mejor forma. También debo decir que la agencia de viajes LPTI de la India se puso en contacto telefónico en varias ocasiones para informarse si todo iba correctamente.

En esta ocasión nos hospedamos en el Kisa Hotel, bien situado, limpio y la comida era muy buena, no tenía nada que ver con el Dragon Roots. El personal como siempre, la amabilidad y la sonrisa jamás les faltaban.

Al día siguiente continuamos con nuestras visitas.

Comenzamos por el monasterio de Cheri Goemba, construido en 1620 por Zabdrung Ngawang Namgyal, donde las cenizas de su padre están en un chorten de plata en lo alto del monasterio después de ser trasladadas desde el Tibet. Fue el primer monasterio de Bhután. Para llegar a él hay que pasar por un puente maravilloso de madera y otra caminata de cerca de una hora colina arriba. Mientras subíamos teníamos unas vistas impresionantes al parque nacional de Jigme Dorji, y solo el hecho de poder caminar por los alrededores del monasterio era una gozada, las tonalidades de la vegetación te hacía pensar que aquello era un cuento.

Thimphu, Capital
La vegetación en otoño

Después del almuerzo visitamos el National Memorial Chorten, de estilo tibetano. Es uno de los monumentos más visitados en Thimphu y centro de adoración y rezo diario sobre todo para mucha gente mayor. Construido en 1974 en memoria del tercer rey Jigme Dorji Wangchuck. Decorado con ricas pinturas, elaborados mandalas, estatuas y santuario para el popular rey. La gente hacen girar las grandes ruedas de oración y rezan deambulando por el santuario, siempre en el sentido de las agujas del reloj.

Volvimos a coger el coche y nos pusimos en marcha para visitar la reserva del Takin = animal nacional de Bhután.

Hace años el rey decidió que dicha instalación no estaba en consonancia con las convicciones ambientales y religiosas, el parque fue disuelto y los animales puestos en libertad. Pero los takin eran tan mansos que vagaban alrededor de  las calles de Thimphu en busca de comida. Así que se volvió abrir la reserva. Es una visita que recomiendo, es un animal bastante extraño y desde mi punto de vista un poco feo, parece como un cruce de ñu y de bisonte, por decir algo.

Se terminó las visitas! Nos dedicamos a pasear por la ciudad y nos llamó la atención el hombre que dirigía el tráfico. Estaba en una especie de caseta en una intersección y los movimientos que hacía con sus brazos para dirigir la circulación eran bastante divertido. Parecía más bien una danza.

Cenamos y volvimos a caminar hasta llegar al hotel. Era nuestra última noche en Bhután, a la mañana siguiente partíamos hacia Paro para coger el avión a Nepal. No podía creer que aquellos 12 formidables días habían tocado a su fin, días llenos de vida y alegría, días de despreocupación total, días de mucho aprendizaje sobre un pueblo que hasta ahora había estado cerrado al turismo y que las nuevas tecnologías cambiaban también sus formas de vida, días donde la sonrisa y la amabilidad no faltaba, días donde nadie tuvo que aparentar ni disimular nada, días donde todos fuimos nosotros mismos.

Thimphu, Capital
Takin, animal nacional de Bhutan

A la mañana siguiente nos recogieron para llevarnos al aeropuerto. Ya nadie hablaba, ya nadie sonreía y nadie gastaba bromas. Hacia sol pero para mí es como si hubiese estado nublado. Hicimos la pequeña parada de rigor para fumar nuestros últimos cigarrillos juntos. No quería llegar al aeropuerto, pero como siempre decimos ¡no hay más remedio!.

Si tengo algo que decir de aquel país, es que es una verdadera joya, que me enamoré de él y de su gente, que hacía años que no me había sentido tan bien como allí, aprendí que no hacía falta mucho para ser feliz, y este país hace bien con tener ese famoso lema “Gross National Happiness is more important than Gross National Product.

La despedida fue un poco dura y lo único que les pedí es que rezaran a Guru Rinpoche para que pudiese volver.

 

 

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